martes, 6 de junio de 2017

LA FAMILIA COMO FOCO INICIAL DE CORRUPCION


Antes que nos adentremos a ese terrorífico pero real título de esta pequeña charla, es importante resaltar o conocer inicialmente que la corrupción afecta de manera negativa no sólo el desarrollo económico y el combate a la pobreza, sino también la distribución del ingreso, la legitimidad del sistema político, la viabilidad del Estado, y el grado de criminalidad.
Más aún, la corrupción puede ser vista como un “impuesto adicional” que termina por perjudicar más a aquellos con menos recursos. Adicionalmente, la ciudadanía en general, pero más la del escasos recursos, sufren los efectos de la corrupción, pues éste cáncer impacta la calidad de los distintos servicios públicos que ofrece el gobierno, como salud, educación, programas de apoyo social o la emisión de licencias y permisos, por mencionar algunos.
Pero es la familia lo que nos importa en esta charla, erigiéndose como el origen del mal que hoy nos corroe, la corrupción y veremos por qué.
Sabemos que la familia es el grupo humano más importante en la vida del hombre. Es la institución más estable de la historia de la humanidad. El hombre vive en familia, se desarrolla y crece en la que nace, y, posteriormente se reproduce y muere en la que el mismo crea, no siempre obviamente, pero por regla general si.
Es innegable que, cada hombre o mujer, al unirse como pareja, aportan a la familia recién creada su manera de pensar, sus valores y actitudes. Posteriormente trasmiten a sus hijos, los modos de actuar con los objetos, formas de relación con las personas, normas de comportamiento social, que reflejan mucho de lo que ellos mismos en su temprana niñez y durante toda la vida, aprendieron e hicieron suyos en sus respectivas familias, para así crear un ciclo que vuelve y volverá a repetirse.
Por ello educar de manera correcta al niño exige que, desde muy temprana edad se le enseñen ciertas normas y hábitos de vida que garanticen tanto su salud física y mental así como su ajuste social.
El niño, en cada una de las etapas de su vida, debe comportarse de una manera adecuada, congratularse con todo aquello que se espera de él, pero, para que así sea, es indispensable sentar previamente ciertas bases de organización de la vida familiar que le permitan tener las condiciones mínimas para lograr un desarrollo físico y psíquico adecuado.
Frecuentemente se le pide al niño que no riegue, que se peine y lave las manos, que no se manche la ropa, etc. Si no actúa adecuadamente, es porque no se han formado estos hábitos desde su más tierna infancia. De ocurrir esto se ha educado erróneamente al niño y esta falla hay que atribuírsela a los padres. Un hábito no es más que la forma de reaccionar frente a una situación determinada, que se obtiene a través de un entrenamiento sistemático; o sea, es la tendencia que existe de repetir un acto que se ha realizado previamente y que, una vez establecido, se realiza automáticamente, sin necesidad de analizar qué se está haciendo.
Para que el niño adquiera las normas y hábitos necesarios es indispensable que los padres organicen su vida, es decir, que le establezcan un horario de vida. Si se desea que el niño forme un hábito, primeramente hay que mostrarle cómo debe actuar.
Partamos de que el niño recoge de su hogar, lo que sus padres, hermanos y demás familiares de su entorno le enseñan, pues desde el seno del hogar ese niño, aprende a conocer y admirar lo bello, lo feo, a decir la verdad o a mentir, a compartir sus cosas o ser egoísta, a respetar la bandera, el himno o la flor del jardín ajeno, sin desconocer que ese aprendizaje va a estar matizado por el tono emocional que le impriman los padres, los adultos que le rodean, por la relación que con él establezcan y, MUY ESPECIALMENTE, POR EL EJEMPLO QUE LE OFREZCAN.
Parece descabellado y quizás fuerte ese título para esta pequeña charla, LA FAMILIA COMO FOCO INICIAL DE CORRUPCION pero nos vamos a dar cuenta que ES UNA CRUEL REALIDAD, pues vemos a diario, así muchos no lo queramos aceptar, como la familia se ha convertido en ese FOCO INICIAL DE CORRUPCIÓN.
QUEJARNOS Y HABLAR MAL DE LA CORRUPCIÓN NO CAMBIA NADA; POR ESO TAL VEZ DEBAMOS IR AL PRINCIPIO DE LAS COSAS Y REVISAR QUÉ TAN HONESTOS SOMOS EN CASA.
En muchos hogares le damos alcohol a los menores de edad sabiendo que es ilegal, mentimos con frialdad delante de ellos (si tocan la puerta le decimos que diga que no estamos). Hay padres se vuelven falsos testigos para proteger a algún hijo de las consecuencias de sus actos y hasta interponemos demandas legales para defender al que hizo bullying, al que vendió drogas o golpeó a alguien. 
Patrocinamos la falsedad en documento público permitiendo a sabiendas la utilización de cedulas falsas en nuestros hijos para que asistan o ingresen a sitios de adultos. Vemos hasta dos veces la primaria haciéndoles las tareas, para que presenten en la escuela, pues les enseñamos que es más importante PASAR ASÍ SEA RASPANDO que aprender. 
Le enseñamos a los niños a que se pongan vayan el parte trasera del vehículo, o que se pongan el cinturón de seguridad, no por su seguridad, sino porque hay un policía de tránsito cerca. Muchas veces les pedimos que mientan por nosotros y digan en el teléfono o al que toca la puerta que no estamos.
Les contamos con orgullo de las trampas que hicimos en el colegio, como odisea les comentamos que nos pasamos los semáforos en rojo y delante de ellos practicamos. Nos parqueamos en donde está prohibido y les decimos que si ven un policía nos avisen, no respetamos las filas, ni en los sitios públicos ni en las calle; en síntesis, les enseñamos que "en la vida hay que ser vivo mijito" y peor aún, acolitamos el sicariato a sabiendas de que con su producto, respalda el vivir de una familia, que desde sus inicios nació siendo corrupta.
Con estos ejemplos ya han hecho “su materia de corrupción” ya adultos, saben la manera de evadir impuestos, trampear, mentir, como si fuera algo natural esconder las cosas y después tenemos la desfachatez de sostener públicamente, que “EL PROBLEMA DE LA DESHONESTIDAD, ES QUE TE DESCUBRAN” o que la corrupción es inherente al hombre colombiano, y LO JUSTIFICAMOS diciendo, ES QUE EL COLOMBIANO NUNCA SE VARA.  
Entonces, cuando la corrupción hace presencia en la sociedad, es la misma sociedad quien posteriormente la objeta y decimos que son faltas de gobernantes, que es la delincuencia de cuello blanco, que son los delincuentes y personas al margen de la ley, cuando como familia tuvimos la oportunidad y como padres de  familia la superioridad para combatirla.
La corrupción no es un problema exclusivo de las altas esferas, o de ciertos exmandatarios. Las personas de a pie como nosotros, en su círculo más cercano, también normalizan y reproducen su práctica. La corrupción permea todos los ámbitos de la sociedad y nos rasgamos las vestiduras y justificamos su presencia cuando hemos sido nosotros como familia quienes hemos educado nuestros jóvenes para que con nuestro ejemplo, materialicen la corrupción.
Da tristeza decirlo, pero para mí, es la familia el origen de la corrupción en más de un 90%. Son pocas las familias que aportan ese grano de oro al fortalecimiento de la moral y las buenas costumbres en nuestro entorno ciudadano. 
Entonces, como parte de las estrategias para prevenir la corrupción consideramos la gran importancia en el FORTALECIMIENTO DE LA EDUCACIÓN EN VALORES CIUDADANOS Y EN EL RESPETO POR LAS REGLAS DE LA LEY Y LAS INSTITUCIONES DEMOCRÁTICAS, de manera que transmitan a los jóvenes cuáles son las distintas consecuencias –individuales y colectivas-, de un actuar corrupto y del desapego a las reglas, por eso es importante educar a los futuros ciudadanos en valores de integridad, ciudadanía, transparencia, pues ello conduce a prevenir la corrupción, importante resaltar que a mayor educación cívica hay menos permisividad de prácticas corruptas y menor tendencia a violar la ley. VOLVER A CREER CONSIDERA QUE EDUCANDO A LA FAMILIA, SE HARÁ TRANSITO AL NACIMIENTO DE UN NUEVA GENERACIÓN QUE ENRUTE LOS DESTINOS DE JAMUNDI POR EL CAMINO DE LA HONESTIDAD Y EL CUMPLIMIENTO DE LAS NORMAS CIUDADANAS.     
Según el Banco Interamericano de Desarrollo, a través de su División de Capacidad Institucional del Estado (IFD/ICS), con el apoyo de la Organización de Estados Americanos (OEA), a través de su Oficina de Educación y Cultura y del Portal Educativo de las Américas (PEA), ha decidido apoyar la confección de un curso educativo virtual que permita, por un lado, aumentar las capacidades de docentes para la enseñanza de valores de integridad, transparencia y legalidad, y por el otro, prevenir la corrupción a través de una mejor formación cívica de los futuros ciudadanos de la región, al cual podemos tener acceso y compartirlo en familia.
De hecho, y de acuerdo al último Índice de Percepción de la Corrupción, que en esta ocasión midió el estado de 176 países de todo el mundo, Colombia ocupa el puesto 90 con una puntuación de 37, igual que Indonesia o Marruecos.
Colombia necesita más ciudadanos que entiendan que “LAS CONSECUENCIAS DE CADA ACTO ESTÁN INCLUIDAS EN EL PROPIO ACTO”. Personas íntegras, completas, con sentido crítico y compromiso cívico que, más allá de buscar el bien propio se cuestionen cómo sus actos corruptos, malintencionados y egoístas afectan al vecino, al compañero de trabajo, al hermano y al padre. Actos delictivos con mayor o menor incidencia en la vida de los demás, pero con un mismo resultado: Se perpetúan en las bases de la sociedad el flagelo de la corrupción y la desconfianza.
EN ESTE INSTANTE PREGUNTÉMONOS. ¿QUÉ TIPO DE CIUDADANO ESTAMOS FORMANDO? ¿QUÉ MODELO DE SER HUMANO ESTAMOS DEJANDO COMO HERENCIA?
Las competencias, positivas y negativas, no son innatas; son una construcción del ser que comienza desde los primeros años de vida, se consolida en la niñez y la juventud y se cultiva con la adultez. Es en este contexto donde la figura de padres de familia y de las instituciones educativas se vuelve decisiva. De ellos depende formar a futuros ciudadanos honestos, justos y honrados que rompan con este círculo vicioso de la corrupción, del recelo y la malicia.
El proceso de formar sujetos políticos desde la cuna implica, ENSEÑAR QUE COMO CIUDADANOS EL MUNDO NO ES DE FAVORES SINO DE DEBERES Y OBLIGACIONES.
Uno como peatón no puede exigir respeto al resto de conductores de vehículos, si cuando vas en la bicicleta o en tu moto, arrollas a cualquier caminante porque está en una posición de superioridad.
Deben respetarse las señales, las normas de convivencia y la integridad del otro para poder luego exigir un trato idéntico.
Debemos respetar las leyes y dejar que la autoridad si corrupción, exija su cumplimiento. 
El reto hoy, es que hay que comenzar a formar ciudadanos consecuentes con lo que dicen y lo que hacen.
Por eso mis amigos, por algo hay que empezar hoy, pues mañana podría ser demasiado tarde.


Por: Edgar Franco